Seis años se cumplieron de aquella masacre que dejó por saldo a 13 personas sin vida; entre ellos, a un menor.
La tragedia que enlutó a Minatitlán ocurrió dentro de la palapa "El Potro", lugar en el que se desarrollaba una fiesta, a la que acudieron decenas de invitados bajo una temática istmeña.
Según las investigaciones que fluyeron de manera mínima, entre los asistentes se encontraban probables delincuentes que operaban en la zona, a los que un cártel contrario llegó a encararlos para asesinarlos. Al calor de las copas, y cuando los invitados vieron llegar a por lo menos cinco sicarios trataron de enfrentarlos, dándose la masacre general que segó la vida de gente inocente, según relataron al paso del tiempo algunos sobrevivientes.
La palapa "El Potro" estuvo ubicada en el callejón 16 de septiembre casi con avenida primero de mayo de la colonia Obrera, lugar que esa trágica noche fue cercada por las fuerzas del orden Municipal, Estatal y Federal.
Prácticamente aquel 19 de abril la gran mayoría de la sociedad minatitleca no durmió, desesperados por conocer los nombres de las víctimas mortales, y de aquellos lesionados que fueron ingresados a diferentes hospitales. La noticia no solo se conoció en todo México sino dio la vuelta al mundo, convirtiéndose en una carta de presentación para el territorio veracruzano.
Seis años después han sido pocas las personas que, ante micrófonos, han recordado la cruel matanza que arrebató la vida de un infante de escasos dos años de edad; al igual que de siete mujeres y cinco hombres.
El resto de los sobrevivientes lograron evadir las balas al esconderse en los sanitarios; otros más saltaron por la barda perimetral; y algunos simularon la muerte al quedar inmóviles entre los cuerpos, que a los pocos días fueron sepultados en los panteones municipales.
A seis años de distancia, Minatitlán sigue llorando por la muerte de aquellos inocentes que nunca supieron el por qué fueron perforados por las balas asesinas de sicarios que desencadenaron una ola de violencia, en medio de una venganza.
Del tema se supone hay un detenido, al que acusaron como el autor intelectual del hecho, entre las contradicciones y politización del caso que marcó un antes y un después en el municipio petrolero.
Hoy, lo que queda de la palapa "El Potro" es solamente los tristes recuerdos de un patio enmontado, y algunos objetos como: sillas, utensilios y mesas que fueron parte de la escena criminal, que por años mantuvo clausurado al establecimiento que nunca más volvió a abrir sus puertas.
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